Peligro de extinción

“Es que la muerte está tan segura de vencer que nos da toda una vida de ventaja”

Nacemos para morir. Transitamos la vida como presas de un acecho irrevocable que tarde o temprano saldrá victorioso. Este destino que develamos con angustia en algún momento de la infancia será tan imperceptible a nuestro cotidiano como el oxígeno que nos mantiene con vida. En el intervalo que se da entre el nacer y el morir acontecemos una y mil veces, aferrándonos con tenacidad a la posibilidad de trascender a través de nuestra potencia creativa. El arte se vuelve instrumento de registro y desahogo permitiendo que las ideas se materialicen en palabra, imagen o melodía. A la primera afirmación de este texto se le contrapone otra certeza igual de indiscutible y potente.

Nacemos para crear. La vida se despliega entonces como un hito de oportunidad en el que cada día buscaremos nuevos sentidos, construiremos posibles verdades y haremos de todo nuestro cuerpo un instrumento narrativo. Natalia Biasioli despliega en esta muestra diferentes relatos visuales que dialogan con su propia biografía. A través de diversas series de pinturas y cerámicas nos propone un camino de reconexión con una sensibilidad profunda y salvaje. Ingresar a su obra implica el riesgo de perdernos en la espesura de una atmósfera poética, donde las aves nos dicen cosas y la intuición desamordazada nos habla desde las vísceras. Ante el aparente triunfo de la distopía como paradigma planetario, nos convoca la urgencia de recuperar la poesía y, con ella, el sentido de una existencia efímera e impermanente. Nuestra humanidad avasallada por el racionalismo, la tecnocracia y el asfalto encuentra en Peligro de extinción un borde donde habita la posibilidad de un mundo distinto. Entre las ruinas de lo que no termina de hundirse y los cimientos de un futuro procrastinado, la vegetación emancipada de cualquier intento de paisajismo irrumpe exuberante entre todas las cosas y los seres. Una vez más, allí donde encuentre espacio, la vida se abrirá camino para volver a latir.

Equipo curatorial Museo Casa Carnacini